Dicen que
Messi se dejó crecer la barba por cinco razones: porque su padre y sus abogados
le dijeron que era el mes de no afeitarse y él –evidentemente– cree todo lo que
ellos le dicen para aparentar madurez y seriedad en el juzgado; para entrar en
la onda hípster gringa de la Copa América; para que Arda Turan no sea el único
barbón del equipo de Luis Enrique, y para poder escapar en caso de ser
condenado. Pero ni cábala ni amuleto. La barba no pudo con el maleficio
argentino ni con Hacienda.
Lionel
Messi es de otro mundo. Tiene una capacidad innata para invertir situaciones. Y es que
hacer un hat-trick para
que el Barcelona remonte un partido es lo de menos. En esta temporada demostró
que es más hábil de lo que parece: fue capaz de convertir dos trofeos en algo
más valioso que un triplete, un penal fallado en compasión, una renuncia en
súplica y una condena de 21 meses de cárcel en un subidón de niveles de
idolatría. La magia no solo está en sus pies, la ‘Pulga’
tiene un encanto tan poderoso que moldea las mentes. Messi
es de otro mundo porque también le gambetea a la vida.
En
la temporada 2015-2016, Lio consiguió ganar la Liga Española (una felicidad
esperadísima por los culés, que días atrás fueron eliminados de la Champions
League) y ganar la Copa del Rey. Como sabemos, cuando no usa la camiseta
blaugrana, las cosas son muy distintas.
Perdió la
final de la Copa América otra vez, contra el mismo rival, solo que en el
MetLife Stadium de New Jersey se quemó por completo. Pero
Messi es Messi, y aunque Chile sea bicampeón de América, se llevó toda la
atención mediática por un balón fallado en la tanda de penalties y su repentina
renuncia a la selección. Hoy piden alrededor de 30 000
dólares por ese balón y hay rumores de que regresará.
No
hay mejor lugar en el mundo para Messi que España. Es el dueño de Cataluña
porque año tras año le pone sal a la Liga. Pero a la justicia de este país no
le cae bien, o al menos, no le ha caído bien que se lave las manos de los
asuntos que se desprenden de su propio dinero. Las
ganancias del rosarino superan los 2,2 millones de euros mensuales y su
patrimonio bordea los 200 millones de euros. Además del sueldo que recibe por jugar en el
Barcelona FC, es la imagen de marcas como Adidas y Pepsi. Durante
2007, 2008 y 2009 el dinero que ganó no fue reportado, es decir, no pagó
impuestos por el concepto de derechos de imagen (el fraude suma 4,1 millones de
euros).Las autoridades españolas
descubrieron estos atracos y el juicio empezó en 2013. Su padre, Jorge Horacio,
es el encargado de administrar sus ingresos y la única defensa que tuvo la
familia fue culpar a la asesoría del bufete de abogados que contrató. En
defensa propia, el futbolista dijo que solo firmaba los papeles sin saber de
qué se trataban: “Yo no sabía, me dedicaba a jugar al fútbol y confiaba en mi
papá y en los abogados”.
En
septiembre de 2013 el enano pagó cinco millones de euros a Hacienda por sus
delitos. El tribunal consideró que actuó con dolo y que es un mal ejemplo para
la ciudadanía. Messi es tan ajeno a este mundo que no sabe qué pasa
con su dinero, no lee los papeles que firma y, lo más grave, es que se olvidó
cómo se cobra un penal.
El 6 de
julio de 2016, mientras disfrutaban de las Bahamas, Lio y su padre fueron
condenados a 21 meses de prisión. Sin embargo, no serán encarcelados porque se
trata de una condena menor a dos años y porque ninguno tiene antecedentes
penales. Tres meses que se convierten en el nuevo truco
de Messi: un dribbling
que le hace a la justicia española con ayuda de la mano negra.
Sus
seguidores (sobre todo los culés) se declaran más orgullosos que nunca de su
ídolo y las muestras de apoyo desmedido forman una coraza de diamantina que
ubica a Messi en lo más alto. ¿Pero acaso D10S tiene derecho a equivocarse?
Tan voluble es la lógica culé que en un dos por tres baja a Lio de la categoría
D10S a Humano. Parece que la mayoría del tiempo es D10S pero,
por momentos muy escasos, deja de serlo y pisa la tierra. En la escala de
valores de un messiático robar 4,1 millones de dólares, fallar un penal
decisivo y dejarse la barba están al mismo nivel.
La
‘Pulga’ siempre sale con el perdón de todos y nunca se va con las manos vacías;
en el peor de los casos recibe un premio consuelo, como el Balón de Oro en
Brasil 2014. Si aunque gane la
Liga a punta de penales y jugando contra diez, y aunque firme como segundón con
la albiceleste, lo siguen considerando D10S, no importa que se defienda con un
“No sabía nada” en un caso de fraude. Para eso tiene cinco Balones de Oro,
tantos goles y jugadas extraordinarias como los impuestos que no pagó, y como
dijo Eduardo Galeano: “lleva una pelota dentro del pie”.
Este artículo fue publicado en la revista digital La Barra Espaciadora, en julio de 2016
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